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Nos apasiona la idea de que podemos brindar a nuestras mascotas contacto con la naturaleza. Un contacto del que cada vez estamos más alejados, tanto humanos como compañeros peludos.
Sabemos que un perro que pisa directamente tierra en vez de asfalto, huele la madera de los árboles y escucha el silencio roto solo por el canto de los pájaros, está en calma y es feliz.
Nos gusta pensar que mientras el humano está de viaje, el perro está de vacaciones. De vacaciones de la ciudad, del ruido y de la contaminación.
Nos encanta recibir a estos simpáticos descendientes del lobo en nuestra acogedora montaña, pero más nos encanta verlos a ellos bien y comprobar día tras día que nuestra filosofía funciona.
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